Científicos de EE.UU. y Corea del Sur creen que el primer objeto interestelar llegado a nuestro sistema no estaría formado por hielo de hidrógeno molecular.
Abraham Loeb, aquel astrónomo que dijo que Oumuamua podía ser una nave, repitió en su nuevo libro que se trataba de otra inteligencia y que muchas más serán detectadas próximamente.
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— Cultura Ovni (@CulturaOvni) January 3, 2021
Teoría controvertida: El objeto interestelar Oumuamua, avistado por científicos de un observatorio hawaiano en 2017, ha sido el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra detectado en nuestro Sistema Solar. Así lo asegura Avi Loeb, director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, en su nuevo libro, ‘Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth’ (‘Extraterrestre: el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra’) que será lanzado a finales de este mes.
Un resumen promocional de la obra publicado por la editorial Houghton Mifflin Harcourt recuerda la tesis principal del autor, según la cual el objeto cósmico volaba «tan rápido» a través de nuestro sistema solar interior, «que solo podría haber venido de otra estrella».
A Harvard professor says an alien visited in 2017 — and more are coming https://t.co/JFEmHWDpCY pic.twitter.com/mup3X4dhZ8
— New York Post (@nypost) January 2, 2021
Loeb «demostró que no era un asteroide», pues se movía «demasiado rápido a lo largo de una órbita extraña y no dejaba rastro de gas o escombros a su paso», destaca el resumen. En este sentido, concluye que «solo había una explicación concebible»: la de que el objeto sea «una pieza de tecnología avanzada creada por una civilización alienígena distante» .
La editorial enfatiza que Loeb describe en su libro «su controvertida teoría y sus profundas implicaciones» tanto para la ciencia, como «para la religión y para el futuro de nuestra especie y nuestro planeta».
De hecho, pocos representantes de la comunidad científica comparten las polémicas ideas del astrónomo sobre el misterioso objeto interestelar. En julio de 2019, el equipo Oumuamua del Instituto Internacional de Ciencias Espaciales publicó un artículo en Nature Astronomy que concluía que no se encontró «una evidencia convincente que favorezca una explicación extraterrestre».
#RT @Seeker: ‘Oumuamua, our solar system’s first interstellar visitor, has a new origin story according to this study pic.twitter.com/04SkmItUzk
— Dr. Olaf K. Krueger 🇦🇺 (@drokkrueger) January 4, 2021
Por su parte, Loeb admite que sus teorías han sorprendido a los astrónomos, pero insiste en sus hallazgos. En declaraciones a New York Post, el científico indica que algunas personas «no quieren discutir la posibilidad de que existan otras civilizaciones», y piensan que «somos especiales y únicos». «Creo que es un prejuicio que debería abandonarse», enfatiza.
La controvertida naturaleza del enigmático asteroide Oumuamua, el primer objeto interestelar conocido de nuestro sistema solar, vuelve a quedar envuelta en sombras tras la publicación este lunes de una nota por un equipo de investigadores del centro de astrofísica Harvard-Smithsonian (EE.UU.) y del Instituto surcoreano de Astronomía y Ciencia Espacial, que descarta una de las teorías principales sobre su origen.
El estudio más reciente, realizado este año por dos científicos estadounidenses, sugería que este extraño objeto interestelar —que tiene forma alargada de cigarro y una aceleración no gravitatoria— podría ser un iceberg de hidrógeno molecular. Según los investigadores, la aceleración observada en Oumuamua podría explicarse por la evaporación del hidrógeno de su superficie debido al calentamiento causado por la luz solar.
La teoría se perfilaba como un gran avance para la comprensión del origen del misterioso objeto, pero el comunicado subido este lunes en el sitio del centro de astrofísica Harvard-Smithsonian echa por tierra la explicación. Hasta ahora, la comunidad científica pensaba que el punto de origen más probable de un iceberg de hidrógeno sería una nube molecular densa, en particular la nube W51, ubicada a unos 17.000 años luz, que es una de las más cercanas a la Tierra.